Los fierros de un antiguo centro de reparaciones del tren en el norte de Stuttgart le dieron paso a especias locales y verduras de todo el mundo gracias a la acción de Stadtacker. Estos huerteros apostaron por el uso temporario de la superficie de 4000 m2 mientras se habilitaba la renovación infraestructural del barrio, removieron escombros, esparcieron tierra madre, plantaron berenjenas, tomates y girasoles e implantaron un concepto de desarrollo urbano beneficioso para su comunidad.
Stadtacker
Convivencia intercultural en un jardín situado en el norte de Stuttgart
www.stadtacker.de
Algunas parcelas que convirtieron el tumulto de acero en un espacio lleno de especias, hortalizas y raíces. Por esta labor, Stadtacker ha conquistado diversos premios a nivel nacional.
Una col rizada asomándose en el otoño. La agricultura urbana ayuda a captar la estacionalidad de la comida.
La creación de biotopos en la ciudad trae múltiples ventajas si hablamos de adaptación al cambio climático –microclimas biodiversos, fijación de dióxido de carbono, presencia de polinizadores–. También múltiples oportunidades para acercar culturas, probar sabores lejanos, atreverse a aprender lenguas periféricas. Stadacker cuenta con más de 200 huerteros y eso en una ciudad como Stuttgart implica diversidad cultural, como el caso de Salva Leon, joven siciliano que llegó a Alemania siendo un niño y ahora cría cuyes peruanos en un reducto del jardín.
La tierra del otrora taller ferroviario no era precisamente adecuada para la siembra de alimentos. Por ello, además de sumar tierra madre nueva, se rehabilitó la fertilidad del suelo con bioinsumos (hubo copiosas donaciones de estiércol de caballo) y se plantaron tréboles para fijar nitrógeno. Con la superficie sellada con materia orgánica densa empezaron las primeras parcelas en 2012.
La compostera como un elemento esencial del huerto. Allí se cristaliza la conversión de residuos orgánicos en materia que luego incrementará el contenido de humus en la tierra.
El sector de las colmenas suele recibir visitantes que, sin ser miembros del colectivo Stadtacker, acuden a este lugar de calma para disfrutar de un paseo o una pausa meditativa.
Los huerteros sienten una emancipación productiva gracias a la intervención en pequeñas parcelas. La agricultura urbana interviene en diversas dimensiones: desde la inclusión social hasta la toma de conciencia ciudadana.
Quien viene al Stadtacker nota la coexistencia de la biodiversidad alimentaria con el ennoblecimiento de objetos casi desahuciados. Una llanta camionera da la bienvenida en la entrada del jardín, rodeada de escombros resignificados a la manera de un montículo escultórico. Las composteras de madera ubicadas en el borde del jardín lucen recubiertas de arbustos, patrón que también se observa alrededor de las seis colmenas que aseguran la presencia de polinizadores en el huerto.
Esta iniciativa ha conquistado varios premios debido a su incansable labor pedagógica. Por ejemplo, el jardín comunitario dispuso camillas de cultivo para dos colegios del vecindario, cuyos estudiantes acuden semanalmente a experimentar los ritmos de la naturaleza y captar la importancia de un enclave intercultural en su propio entorno. El buen trabajo rinde frutos: el proyecto recibió apoyo del concejo municipal para cofinanciar la coordinación del huerto escolar y efectuar una mudanza óptima, pues en 2024 deberán abandonar el área. Aún así, Stadtacker ya tiene reservado un nuevo espacio en la ciudad y seguirá aportando pedagogía ambiental y diversidad alimentaria para beneficio de los cuidadanos de Stukkert.
La llanta desahuciada, convertida en placa de bienvenida al jardín, revela la resignificación de lo inútil como modelo de pedagogía ambiental.
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Stadtacker Wagenhallen e.V.
Innerer Nordbahnhof 1, 70191 Stuttgart
Llegada: U12 (estación Milchhof), U15 (estación Pragfriedhof), U6 (estación Pragfriedhof), U7 (estación Pragfriedhof).