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Se dice que esta es la ciudad de Robert Walser. En la Marktgasse, en el casco antiguo, residen sus memorias gracias a la acción de un conjunto de estudiosos de la obra de este notable escritor suizo –autor del gran Jakob von Gunten–, quienes decidieron unirse y establecer un centro dedicado a su vida, sus caminatas, sus microgramas y sus constantes desapariciones. 

Un impulso comunitario similar –sólo que en este caso orientado a la intervención artística y al cultivo urbano– se veía en la Warmbächlibrache, situada a 30 minutos a pie del Robert Walser Zentrum. Al llegar, te encontrabas con el bus huerta (retratado en la foto del principio), en donde se cultivaba y se departía con una buena cerveza local. Al lado, algunas camillas con especias u hortalizas alegraban la antigua grisura de este pampón, coloreado también por numerosos grafitis, ejemplos de la diversidad de huellas humanas que durante cinco años demostraron que los terrenos en desuso pueden devenir en verdaderos centros comunitarios mediante la acción ciudadana.

Una ruta huertera por Berna
Agricultura urbana como ejemplo de intervención verde en áreas en desuso de la capital suiza

 

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Cultivo sobre una camilla con tierra madre en la Warbächlibräche. 

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Concebido como una forma de uso comunitario, el Warmbächlibräche animó durante cinco años un área más bien árida. Aquí se jugaba, se compartía y se cultivaba.

En este lugar predominaba la tierra seca y un reguero de piedras mientras se esperaba luz verde para la construcción de viviendas sociales. Fue entonces que una asociación de vecinos decidió reverdecer el Brache y solicitó el uso temporario del área. La entidad gubernamental encargada (Inmobilien Stadt Bern) aceptó y desde 2015, el Warmbächlibrache pasó de ser una parcela silenciosa y polvorienta a un espacio de comunión vecinal, huertera e intercultural.

 

En el Warmbächlibrache se organizaban festivales, mercados de pulgas y exposiciones culinarias, y era un punto de encuentro para el vecindario. El accionar de colectivos como este, más allá de exponer una forma muy ingeniosa de revitalizar un área inerte mediante la agricultura urbana, permite entender que el uso del espacio público tiene más de “territorio de todos” que de “tierra de nadie”. El Brache, sin embargo, tenía fecha de caducidad. 

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Interior del bus huerta (el Bus Stop Warmbächli), un lugar para regar especias y disfrutar de una buena cerveza.

En 2019, el área, intervenida con jardineras, el bus huerta e innumerables grafitis, fue devuelto ante la inminencia de la construcción del complejo vecinal con 330 departamentos sociales (la construcción no es un objeto de especulación y contempla alquileres parcialmente subvencionados). Los cinco años de experiencia comunitaria se coronaron con la publicación del libro voll Leer: brache Mit wirkung, cuya impresión fue financiada por numerosos aportes a través de crowdfunding. La historia del pedregal revitalizado por la acción de gente común pervive.

No muy lejos de aquí, en otro lugar que bien pudo ser escenario del Spaziergang walseriano, existe otro ejemplo de reurbanización de un área verde, en este caso con más impronta agrícola, pues se cultivaba sobre tierra firme. Los jardines familiares de la Mutachstrasse fueron uno de los enclaves para que niños y adultos tuviesen un paisaje comestible dentro de la ciudad (con una que otra higuera en los bordes).

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Los jardines familiares de la Mutachstrasse en 2017. Actualmente, sólo queda un módulo que conmemora el antiguo carácter parcelero del área, ya que en este lugar se erigirá un parque.

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Fiel a la rusticidad de las de su género, esta higuera echó raíces en el borde de uno de los huertos de la Mutachstrasse.

Sin embargo, su existencia se interrumpió para darle vida a un parque vecinal que, si bien se reconoce como un lugar para todos (y que representa un anexo importante en el planeamiento urbano del barrio de Hollingen), sí que debió enfrentar la resistencia de los jardineros. Finalmente, la comunidad se inclinó por el parque y los huertos pasaron a la historia. De todos modos, un área permanece habilitada para la agricultura urbana: el Gartenkind, dedicado a los niños.

 

Algunos huerteros que alquilaban parcelas en la Mutachstrasse emprendieron la mudanza hacia el jardín familiar de la calle Schlossgut, el cual también fue incluido en la conversión urbana de este barrio, aunque su transformación en algún complejo de vivienda social no tiene fecha de inicio. Por el momento, los huerteros pueden seguir cultivando y contribuyendo a la sostenibilidad ambiental y social de su cuidad.

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Jardines familiares Schlossgut, los cuales se mantienen en 2023. Según Stadtgrün Bern –entidad encargada de gestionar espacios verdes en Berna–, existen 28 áreas cubiertas por esta clase de huertos en toda la ciudad, habitada por 133'000 personas.

Berna demuestra que las opciones para intervenir en la ciudad desde una perspectiva comunitaria son muy diversas. En algunos casos duran un lustro –como el bus huerta–, en otros puede que décadas –como la Mutachstrasse o el Schlossgut–. La desaparición física sirve de abono para iniciativas igualmente sostenibles y participativas dentro de la ciudad, pues dejan huellas (como el libro de la Warbächlibrache) que animan una gestión urbana incluyente y actualizan nociones como la conformación de una ciudad ante desafíos como el cambio climático y el anonimato de los sistemas alimentarios.

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Lista de jardines familiares distribuidos en Berna

Resumen de las actividades de Warmbächlibrache: brache.ch.

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