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Pan (y alimentos) del sol

Espejos, madera y lana de oveja componen esta herramienta autárquica para convertir harina integral molida en piedra (y a mano) en panes sin más insumos que cereales, higos y rayos solares. El principio es simple: térmica solar. Los espejos posibilitan el flujo constante de fotones, el interior oscuro eleva la temperatura, la fibra ovejera la aísla y la mantiene.

El horno solar ULOG se emplea también para la esterilización de alimentos, el gratinado y el tostado (como es el caso del café de higo). Fácilmente transportable, esta cajita ha encontrado aplicaciones en diversos puntos de Europa Central, África y Latinoamérica. El modelo que adapté a la aridez del valle arqueológico de Siguas ha servido para hornear pan integral, infusionar aceites, elaborar conservas y purificar cera de abeja.

El pan integral –variedades candeales, mentana y Senatore Capelli, entre otras– se ennoblece con el brillo solar y no desarrolla el menor indicio de acrilamida. El trigo, quizás el cereal que mejor canaliza los impulsos solares, completa su recorrido ígneo en el horno ULOG y rinde homenaje a las culturas perdidas de la panificación, más cercanas a los Balcanes y el Levante que a las manifestaciones contemporáneas inscritas en la revolución verde del siglo pasado.

El paximadia griego, el pan ácimo o el gofio se cuecen sin quitarle protagonismo al Pumpernikel de Westfalia y al pan mestizo sigüeño. Otro preparado que prospera muy bien en el horno solar es el bucellatum, un galletón integral que servía de base para las meriendas de las milicias romanas y las familias rurales de la época.

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Cada unidad pesa seis kilos y es fácilmente transportable.

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El horneado de pan ácimo procede sin problemas en el mismo trigal.

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Pan integral con suero (resultado de la cuajada con leche de higuera) e higos secos.

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Las bucellatums, la base de la alimentación del soldado romano (Díaz Simón, "Alimentos con Historia".

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El Hutzelbrot (harina integral, peras, nuez moscada e higos secos).

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Brezel de pura harina integral (molida a mano) con semillas de higo seco.

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Pan de frutas con harina integral, masa madre e higos secos. 

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Homenaje al Pumpernickel de Westfalia.

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Horneado del Hutzelbrot y de dos panes integrales con manzana seca.

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Detalle del pan de molienda gruesa con nueces e higos.

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Esta versión del Panforte medieval se orea con un poco de sol. 

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Purificación de cera de abeja proveniente de los altos del valle de Siguas.

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Bálsamo de higuera con cera de abeja (receta de la abadesa Hildegard von Bingen).

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Pomada solar de molle y cera de abeja.

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Horneado del Früchtebrot.

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Hutzelbrot con trigo germinado, duraznos secados al sol, tarwi e higos.

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El café de higos tostado a puro sol.

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Pan integral con manzanas al 40% e higos.

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Trigo germinado y secado con el Hohenheim junto a higos secos.

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Früchtebrot de trigo germinado.

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El ULOG al lado del trigal. Con una temperatura de 140 grados, su multifuncionalidad se deja sentir en todo el campo.

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Laboratorio solar al lado de higueras antiguas (el horno ULOG y el secador Hohenheim).

Agradecimientos especiales a Rolf Behringer e Irina Wellige de Solare Zukunft e.V. en Friburgo por difundir los beneficios (productivos y pedagógicos) de la cocina solar y la fotovoltaica. El libro que inspiró este proyecto (Kochen mit der Sonne, Cocinando con el sol) de hecho tiene como autor a Behringer, quien junto a Michael Götz expuso una serie de usos gastronómicos para el horno ULOG. 

​Más información sobre cocina solar en www.solarezukunft.org.

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